Entorno de Posibilidades
10.03.2012

la remezcla es un momento de la creación (y viceversa)

por silvink

Esta es lo que leí (sí, leí, qué pasa?) ayer en la segunda mesa de las Jornadas Cuando la ficción estalla en el espacio social, caldeadas durante tres días consecutivos a golpe de calentador asesino por Elena Cabrera y Carolina León en E35, la sede del Traficantes de Sueños. Estas dos jefas llevan ya más de 100 ediciones de su espacio ¿Quieres hacer el favor de leer esto, por favor?, un programa de radio y literatura que se emite en directo y por streaming en Radio Carcoma todos los lunes y cuyo archivo de podcast puede escucharse aquí.

En esta segunda mesa tratamos de pensar a martillazos en torno a las fuentes de la creación, el concepto de autor, la remezcla, la autoría colectiva o difusa y los puentes creativos. Y acabamos cuestionando el concepto de obra, de «lo literario» y hasta la supuesta crisis de la industria editorial.

Carolina y Elena nos lanzaron hace unas semanas la siguiente pregunta a Eva Fernández, autora de Inmediatamente después (Caballo de Troya) e integrante de Cine sin Autor, a Iván de los Ríos, autor de uno de los textos de Los Soprano forever (Errata Naturae) y a mí:

¿Quién es la dueña de la literatura?
Literatura ¿quién te hizo? Remezcla es una palabra que nos sabe bien. Y todos sus hijos: reutilización, reapropiación, deriva, reescritura, versión, bastardismo. Mixtura. Gazpachos. Potajes. Desustanciación. Hijas y nietas. Creación colectiva. Experiencias sin autor. Difuminar la autoría. Homenajear a la autoría. ¿Literatura como iluminación divina? Bueno, remezclar a Dios. Sí o no.

Y esto es la respuesta que escribí y leí. Que al final es lo que me gusta.

1.- ¿QUIÉN ES LA DUEÑA DE LA LITERATURA?

 La literatura pertenece al que se la trabaja, es decir, a la persona que la lee. Eso por un lado. Pero por otro lado pertenece también al que reparte el libro, el que lo distribuye y lo comercializa. Así que podemos convenir, para empezar, la existencia de dos dueñas, dos polos antagónicos que generan mucha tensión. Dueña 1.- Lectoras y lectores, que de un tiempo a esta parte, con las posibilidades de acceso a devorar y generar contenidos que propicia Internet, han pasado de estar en un extremo pasivo de la cadena a estar en el centro de un nuevo tablero de juego. Y Dueña 2.- Los canales de distribución, que, debido a estas nuevas normas, están en plena crisis de intermediación tal y como la conocíamos y mediados siempre por un mercado, que, como llegamos ayer a la conclusión, es lo mismo que decir la crítica o el canon. Por lo tanto, tenemos dos dueñas y las dos, además, están en crisis: una por una posible toma de poder (la lectora) y otra por una pérdida de hegemonía (la industria).

2.- TODA ESCRITURA ES UNA REESCRITURA

Todo trabajo creativo viene de otro previo disfrutado, admirado, amado. Estoy inmersa en un proceso de reflexión colectiva, las Residencias #copylove del 14 Festival Zemos98, donde estamos investigando sobre los afectos y el trabajo reproductivo como motor y eje central de todo proyecto de producción comunitaria. Y escribir, para mí, es un acto colectivo. Escribes desde un cruce entre estímulos externos y fuerzas históricas. Y desde el amor. Como dice Nina Paley: sólo copias a quien amas, a quien admiras. Ergo reescribir es un acto de amor.

 3.- PLAGIO VS RECREACIÓN

El plagio implica una réplica estática donde no se aporta nada o donde sólo se sustrae algo de lo creado para ponerlo al servicio de un beneficio individual. La reescritura consiste en utilizar consciente, explícitamente y con unas normas de fair play el trabajo de otras personas o de un archivo común para usarlo como palanca de tu creación. Y decirlo. El plagio conlleva secretismo, la reescritura es un pacto abierto. Vendría a ser como una relación abierta que tratase de ser justa (aún cagándola continuamente) frente al adulterio soterrado de un matrimonio burgués que intenta guardar las apariencias a través de la depredación creativa, la fagocitación, etc.

 4.- ENSÉÑAME CÓMO FUNCIONA

 Me crié rodeada de máquinas destripadas. Mi abuelo construía radios y mi  padre arreglaba televisores y magnetoscopios. Yo quiero pensar que construyo historias y libros. Y tengo la necesidad de destripar los libros de otros, de los que aprendo, de ver cómo están hechos. Me gustaría que todos los libros que me gustan se pudieran desarmar y tuvieran su código abierto: de dónde vienen, en quiénes o qué otros libros se inspiraron, qué ideas, canciones, frases escuchadas dónde y a quién, qué imágenes vistas, escenas de series, sueños espiados o citas continuas han acabado por convertirse en ficción. También me gustaría que, con el acuerdo tácito de los autores, se pudieran usar libremente esos componentes, como hacían mi abuelo y mi padre: cambiaban piezas de una máquina a otra para que siguieran funcionando.

5.- PROCOMUNAR LA FICCIÓN

 En ese sentido y en la línea de investigación que hemos abierto en las residencias #copylove,  donde estamos pensando, entre otras cosas, cómo y en qué términos se podrían procomunar determinadas cosas o bienes: yo propondría un banco abierto de ficción (que para mi es un bien común), donde todos los autores destripen sus libros, sus técnicas, sus trucos, sus obsesiones, sus temas, sus estructuras, sus motivos, sus homenajes, no como un acto de onanismo sino como un acto de voluntaria difuminación del ego artístico. Un banco iterativo de historias libres al que poder recurrir como punto de partida y desde las que poder reescribir, recrear y volver a inventar para volver a invertir. Siempre ganaría la banca, es decir, la ficción.

Y 6.- ¿CUÁNDO SE COME AQUÍ?

Por una vez no me meteré en el tema licencias abiertas (que despierta los más airados posicionamientos, he visto cómo son llamados desde comunistas a neoliberales a aquellos que andan/andamos intentando probar con ellas) ni cómo se remuneraría a la autora dentro de este nuevo marco de cosas o quién está en una situación de privilegio o de poder, incluso fuera del mainstream, para hacer escuchar o no su remezcla o creación. Sólo creo que debería haber maneras posibles de reinventar la circulación del valor y del dinero y que quizá tengamos la opción de rehacer también la cadena y el imaginario de la creación literaria. Aceptar las reglas de juego vigentes como un fenómeno meteorológico sólo consigue que reproduzcamos las normas actuales de producción creativa, distribución y comercialización de los libros y la cultura escrita. Pongamos a las personas que leen en el centro y adueñémonos también de la literatura. Ea.

Salieron ideas potentes de la charla posterior y preguntas cargadas de #estallido como ¿Es posible escribir fuera del mercado? Hubo polémica en torno a la idea de amor.  Fueron citados Barthes, Borges y Colectivo Todoazen. Hablamos de limitaciones, contenedores, élites, 15M, literatura como acto de comunicación…

Jessica Romero compartió referencias de la lista #bookcamping montada específicamente para la mesa, mientras Kamen Nedev y María Castelló asentían ante la idea del posible paraíso imperfecto del #copylove…

Vamos, que la cosa estuvo muy bien. ¡Eh! Sin autocomplacencia…

 


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