¿Aprender en el centro comercial?
por pedrojimenez
Aquí tenéis el «correo electrónico» de febrero en Cuadernos de Pedagogía. Dentro de la sección Historias Mínimas escribo esta columna titulada «Ni apocalíptico ni integrado». Ver en PDF
Hola:
Supongo que con el título de la columna ya sabes por dónde va. Sí, me refiero al libro de Umberto Eco que juega a una especie de ping-pong entre diferentes visiones de la cultura y el conocimiento. Creo que ni somos apocalípticos ni estamos integrados, sino que a veces somos un poco más de una cosa y luego de otra. En verdad quería preguntarte por los massively open online courses (MOOC). Esto de los cursos masivos, abiertos y a través de Internet, se ha puesto muy de moda. La tasa de abandono es alta, yo me apunté a uno y lo abandoné. Tenía curiosidad, pero cuando vi que aquello era una plataforma más fácil y más “social” me eché para atrás. He estado leyendo últimamente y he descubierto cosas, pero sigo teniendo dudas sobre el tema; quizás tendría que haber seguido en el que me apunté. Pensaba que esto de los MOOC se lo había inventado alguna empresa de cursos en línea.
¿Sabías que el origen está en el trabajo de Siemens y Downes sobre el conectivismo? De alguna manera, luego, las universidades y las academias se han llenado la boca de “¡Abrimos la universidad! ¡Abrimos nuestros cursos! ¡Todo el mundo a aprender!”, y el llamamiento es tan optimista que huele más a marketing que a un cambio real. Vale, cuando tanta gente se apunta a un MOOC, algo de sentido tiene. En el famoso ejemplo de la Stanford University se apuntaron más de 160.000 personas a aprender inteligencia artificial. Aun así, no dejo de pensar en la entrevista de Mercè Molist a Martin Dougiamas (creador de Moodle), en la que decía: “En el fondo, Moodle es un sistema de control. Convierte a la institución en un entorno protegido dentro de Internet y da mucho poder a los profesores”, y la mayoría de MOOC no salen de ahí. O al menos esto no lo cuestionan.
Abrir y dar acceso al conocimiento es una tarea loable, pero si la metodología sigue siendo la de reproducir el aula en su disposición tradicionalmente autoritaria de “el profesorado enseña” o “el contenido enseña”, creo que avanzamos muy poco. Un libro cualquiera puede ser un MOOC. Y aprender como si estuviéramos en un centro comercial, llenando el carrito de la compra, en definitiva, no es lo que necesitamos para transformar la realidad. ¿Seré un apocalíptico?
Nos vemos en el futuro.
He de reconocer que me posiciono en un debate que está abierto, esta es mi opinión, y este post de David Álvarez me ayudó mucho a pensar y este noticia más reciente sobre la suspensión de cursos sobre cursos online me parece también significativa.
comentarios
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Dominio Público
con actitud anticopyright
Me ha gustado mucho el símil entre los MOOCs no conectivistas, es decir los MOOCs basados en contenidos, es decir los MOOCs como estrategia de márketing, no como herramienta para transformar ni tan siquiera como oportunidad para redefinir prácticas docentes: «aprender como si estuviéramos en un centro comercial, llenando el carrito de la compra», a partir de ahora esa es la imagen con la que voy a ilustrar los xMOOCs.
Lamentablemente como casi todo el mundo habla de estos parece que tras el movimiento en torno a los MOOCs no hay nada más que plataformas (=control), grandes empresas multinacionales lanzadas a la búsqueda de negocio y universidades y docentes intentando subirse a un carro que parece que no es tan prometedor como lo venden.
No se habla de las interesantes experiencias de Dave Cormier, George SIemens, Alex Couros o las interesantes experiencias en torno al storytelling de Jim Groom.
Me pongo mi túnica de Rappel para vaticinar la más pronto que tarde explosión de la burbuja de los MOOCs (fantástico el ejemplo que has compartido, por cierto).