Empiezo a publicar mensualmente en Cuadernos de Pedagogía. Es una columna mensual en la sección de «Historias Mínimas» bajo el título de «Ni apocalíptico ni integrado» donde quiero dar que pensar y reflexionar sobre Educación y Nuevas Tecnologías (vaya tema eh!). Agradezco desde aquí el encargo realizado por Lourdes Martí, directora de la publicación y a Manu Martín porque creo yo que la entrevista que nos hizo hace un tiempo algo ha tenido que influir.
Escribir en Cuadernos de Pedagogía es una responsabilidad, pero creo que también una satisfacción para mi y para mis padres, que tanto lo han leído y tanto han intentando sacar de él. Esto está en mi blog personal y es mi opinión personal, pero ahora más que nunca, siento que mi voz es la suma de otras voces y que mi yo es más común de lo que suele ser habitual en este espacio, de alguna manera los primeros destinatarios de esta columna sois vosotras, las personas con las que comparto esas experiencias colectivas en las que me muevo. A veces os mencionaré explícitamente, otras seguro que sois capaces de trazar las conexiones.
Os dejo con la primera, recién publicada en el número de enero de 2013:
Las cajas de cartón de Etiopía
Hola!
¿Te acuerdas cuando me decías que los medios de comunicación generalistas solo hablan de educación
desde una perspectiva negativa? Me he acordado de ti al ver la noticia de los niños y niñas de Etiopía que aprenden a usar ordenadores de última generación sin “saber nada y sin leer las instrucciones”. Parece una noticia positiva, ¿no? Ha aparecido en muchos medios: televisión, prensa, radio y, mayormente, en secciones y blogs de tecnología. Al ver cómo lo contaban en la tele y, sobre todo, al encontrar el origen en una noticia que escribe Jamila Hinz (una becaria del periódico digital etíope que se escribe en inglés: thereporterethiopia.com), me daba cuenta de que la fascinación de Jamila, y después la de todos los blogs y periodistas que repitieron sus palabras y su vídeo, se resumía a algo muy simple: la curiosidad de los niños y niñas.Hablar de aprendizajes, de que se han alfabetizado o que han jaqueado la herramienta ya me parece un poco desproporcionado. Pero lo que sí me ha sorprendido y que prácticamente nadie ha comentado, es que lo que ha hecho la fundación de Nicholas Negroponte es un experimento para ver qué ocurría. Lo que ocurre es que los niños y niñas curiosean. Otra cosa que me parece poco creíble es la “ausencia de intermediarios”. Si lees la noticia de Jamila, habla de que los técnicos dejaron unas cajas allí y la magia surgió, pero, claro, los técnicos luego iban cada semana. ¿Es posible saber cuánto tiempo estaban usando la computadora los niños? Y, sobre todo, ¿no aprendían entre ellos?
La noticia ha corrido como la pólvora y prácticamente nadie ha planteado dudas, todo el mundo ha quedado sorprendido por la “magia de la tecnología”. En un principio pensé –ya sabes que suelo desconfiar bastante– que se trataba de una nota de prensa de la fundación, pero luego me he dado cuenta de que no es más que un experimento recogido en un periódico que se ha repetido sin cesar y sin buscar mucho más. Tengo algunas preguntas que quizás debería enviar a los medios: ¿es lícito que ninguna de las aplicaciones informáticas estuviera en amárico, el idioma de Etiopía?, ¿se preocupará la fundación One Laptop per Child de que esas aldeas tengan escuela además de los ordenadores?, si los niños hubieran jugado con las cajas de cartón y no con el contenido, ¿la tecnología habría fracasado?
Nos vemos en el futuro.
La sección completa se puede descargar en PDF aquí.
Me siento muy orgullosa que escribas en esa revista con la que he pasado tantas horas, CdP ha sido todo un referente sobre novedades en educación, en una época en la que no existían las RRSS estábamos ansiosos de que llegara para ponernos al día, para ver experiencias, para innovar, para discutir teorías, entrevistas…
se parece un poco a lo que yo sentí cuando el monitor de digital storytelling en Gaza (anteriormente conocido como ‘World Music Producer’: Nitin Sawhney) se enorgullecía de llevar «ordenadores por cien dólares» como motor de la educación cultural a lxs niñxs palestinxs.
Muy bueno Pedro el texto, va para mi bibliografía de la tesis, empieza así: «Como dice mi profesor Pedro…» 😛