Pero… ¿qué es la inteligencia? (1)

por Dolores Álvarez

De este mundo de la educación parece que todas las personas saben qué es y cómo actuar, no es difícil encontrar a un padre o a una madre dándote consejos de qué debes hacer con su hijo o hija, siempre lo comparo con la visita al médico, podemos llegar diciéndole qué nos duele pero no cuál es la enfermedad y qué nos debe recetar, para eso están los profesionales, tanto de la educación como de la medicina. Curiosamente sí ven a los psicólogos, que no a los pedagogos, creo que por desconocimiento de qué es la Pedagogía, como personas cualificadas en la materia y ante cualquier adversidad piensan que deben llevar al niño o la niña al psicólogo pertinente. Podemos decir síntomas, comportamientos y carácterísticas que vemos en nuestros hijos o hijas en el entorno social y familiar, pero a nivel educativo son los profesionales de la educación los que deben llevar a cabo su tratamiento o, mejor dicho, ir acompañando al alumnado para que encuentre su «elemento» como dice Ken Robinson y vayan hacia el desarrollo integral de la persona..

El término inteligente parece que va ligado con el cariño, las familias piensan que su hijo o hija son «inteligentes» porque hace tal o cuál cosa que llama la atención, a ciencia cierta te lo repiten una y otra vez, cegados por el cariño que le tienen a la criatura. Tal vez estas personas están pensando en ese «talento básico» del cual nos habla Robert J. Sternberg, persona importante dentro del mundo de la psicología contemporánea, el que en un relato autobiográfico confesó que él pensaba que era «tonto» porque durante su infancia obtenía malos resultados en los test de inteligencia. A raíz de esto Sternberg en su libro «Más allá del coeficiente intelectual» tranquilizó a las familias y definió «la inteligencia exitosa» como la inteligencia que se emplea para alcanzar objetivos importantes, en dicha obra desmonta la importancia de los test de inteligencia por el incompleto y desfasado concepto de «inteligencia» al que se refieren.

Sternberg realizó unas pruebas más completas que los test de inteligencia tradicionales, que miden cuestiones tales como la gestión de las emociones, la tenacidad del esfuerzo o la resistencia al fracaso. Autores como Jose Antonio Marina en su libro La educación del talento, identifican dicha inteligencia con el talento, y sumándose a los estudios de Robert J. Sternberg identifican a las personas que tienen un “talento básico”o la también llamada “Inteligencia Exitosa” con las siguientes características:

-No dependen de motivaciones externas, sino que saben automotivarse

-Aprenden a controlar sus impulsos

-Saben cuándo deben perseverar y cuándo deben cambiar de objetivo

-Saben sacar el máximo partido a sus capacidades

-Traducen el pensamiento en acción

-Se proponen objetivos concretos

-Completan tareas

-Tienen iniciativa

-No tienen miedo al fracaso

-No dejan las cosas para otro día

-Aceptan las críticas justas

-Rechazan la autocompasión

-Son independientes

-Tratan de superar las dificultades personales

-Se concentran en sus objetivos

-No tratan de hacer demasiadas cosas a la vez, ni demasiadas pocas

-Tienen capacidad para aplazar la gratificación

-Saben ver al mismo tiempo el bosque y los árboles

-Tienen un nivel aceptable de autoconfianza

-Equilibran el pensamiento analítico, creativo y práctico.

Evidentemente todas estas conductas habría que graduarlas según la edad de la persona objeto de estudio y nos puede servir para analizarnos incluso a nosotros mismos, que de vez en cuando es bueno reflexionar y autoevaluarse.

Hablar de inteligencia y no nombrar a Howard Gardner sería un craso error pero este experto de las inteligencias múltiples será motivo de otra entrada independiente.

Fuentes consultadas:

– Wikipedia

– www. pequeñospensadores.es

– psicologiaymente.net

– José Antonio Marina. La educación del talento. Ariel. Barcelona (2010)