Lo primero que pienso al abrir el sobre es que podrÃa ser mÃa. Luego pienso en mi abuela, pienso en Camus, pienso en miedo (noticias, CNN, mujeres degolladas), pienso en el Mediterráneo y en el deseo de estar allÃ. Pienso en el segundo tomo de la trilogÃa Rosalie Blum y en las escenas (viñetas) en que el protagonista roba y recompone la basura de Rosalie para tratar de saber algo más sobre ella..
Hay un billete de transporte público (precio:15 dirhams), una maquinilla gillette desechable, una tableta vacÃa de paracetamol, 1 botella de agua pequeña, 1 CD de Chaba Kheila (¿?), 1 envoltorio de sándwich y lo que parece ser la etiqueta de una cerveza local (lager).
El sobre tiene también un remite-poema y unas instrucciones.
Querida Silvia,
Esta  basura ha sido encontrada en orán (Argelia). Es un regalo.
A lo mejor te apetece escribir un pequeño texto/historia/poesÃa/reflexión a partir de estos desechos cotidianos.
Si te animas, mándanos el texto, en el formato que quieras, a la siguiente dirección:
—–
SerÃa emocionante.
Muchas gracias.
basura y amor
B.
PD.- También puedes enviarnos de regalo adjunta tu basura (opcional).
A media mañana. Trabajando. Viene la cartera, que siempre es la misma y que entrega invariablemente giros, avisos de hacienda y certificados. Nunca son para mÃ, de momento. Llevo poco aquÃ, en esta oficina donde hasta hace un tiempo y durante años estuvo la asociación o empresa o cooperativa de A. (nunca supe que forma legal tenÃa o tiene). Pero hoy me trae una carta. A mÃ. Certificada. La letra y los sellos exóticos me hacen temblar. Llevo semanas esperando un envÃo especial. Firmo en garabato sobre la casilla del formulario de correos. Se me olvida el segundo apellido.
Abro la carta sobre el microondas donde seguramente A. se calentó muchos cafés o colacaos antes que yo. Oh. No es la carta que esperaba. Decepción.
A. y yo somos primos. Compartimos forma de cejas y 2 abuelos que ya no están. Compartimos tÃos, primos, tÃas y primas y buena parte de la infancia. Nos queremos mucho asà que todo lo que tiene que ver con este texto está lleno de A.
Imagino que es su basura. Que ha sido él quien ha ido a hacer el viaje que yo nunca me he atrevido a hacer. De hecho, él ahora está en otro paÃs, latitud opuesta, que empieza también por A. -como casi todo en esta historia-.
Imagino que A. está en Orán, buscando la huella de otra A. A. buscando a A. en O. (Esto empieza a parecer un jodido guión de Medem).
Y la historia que me invento (lo anterior eran los tÃtulos de crédito, un prólogo, calentamiento) empieza asÃ:
Basura de Orán es Azul
Hubo un dÃa en que conseguà sacarle información a la abuela, quien nunca jamás habÃa sido capaz de hablarme de la guerra. No llega casi a fragmento pero es una de las historias familiares más valiosas que conservo.
Estuvimos refugiadas en Orán, me contó. Entre 1938 y 1939. Nunca habÃa visto personas negras, me dijo. ¿SerÃan negros o magrebÃes? Y tuve miedo. Llegamos en barco desde el puerto más cercano a Perpignan (absurda travesÃa, pensé). Llevaba un bebé –nuestra tÃa N.- metida prácticamente entre la piel del escote y la ropa. Dormiamos en barracas.
Eso es todo lo que me contó. Un relato de Orán distorsionado por el miedo.
A., el último nieto de la abuela A., genera y deposita durante un par de noches, 72 años después, cierta basura  en la papelera de un hostal del centro de Orán. O de las afueras. Ha estado buscando sin éxito las barracas donde alojaron a la otra A., nuestra abuela. Antes de dejar el hotel llena el sobre y me lo envÃa.
La basura de Orán es azul, escribe en el remite.
La de mi memoria también, la nuestra, hecha de aes, de lugares compartidos y de historias no contadas. Silencio por miedo, por exceso de emoción, por olvido, por descuido, por falta de necesidad, por creer que nunca habrÃa otra oreja dispuesta a escuchar.
La historia de A. La basura de A.
Mi memoria. La de Orán. Es azul.
…….
Selecciono algo de basura de la papelera de la oficina. Trato de que sea personal. La basura puede ser lo más Ãntimo y a la vez lo más común que tenemos, como escribir, que también es detritus, un excedente vital. Mezclamos nuestra basura, nos exponemos y volvemos a empezar. Contamos historias.
Acomodo la mÃa en el interior de otro sobre, la selecciono y la comparto. Como estas palabras.
La basura de Madrid no es azul, pongo en el remite. Lo franqueo y lo envÃo.
Tiro la basura de Orán a la papelera de la oficina. Y volvemos a empezar.
Cuando nacà en A., mi abuela A. y yo tratamos de fundar la triple A. Cuando mi prima S. nació, pensaron en la SS. Menos mal que al final no coincidió y no fundamos ninguna.