Verano. Espuma de mar como salpicaduras de trinchera estallada. Aguardiente a sorbos desde mi petaca de plata, reluciente como un fusil de asalto. Buches de humo de cordita, cigarrillos portugueses para saciar esta sed. Y el cangrejo ermitaño que de tan coherente rehuye mordeme. Desesperadamente herido. Me abrasa el sol cicatero o me abraza tu recuerdo. Y en mi organismo, esquirlas ardientes del obús que recibí directo en el corazón. Pero, qué extraño, tú no pretendías matarme.
Sí que es breve… Y eso que escribirlo con el teléfono móvil fue un calvario y creí de veras que era muy largo. ¿De verdad te gusta? Busco estos días esencias llenas. No sé si verdades. Pero fermentos que me completen este agujero infernal. Y muy breves.
…Joder, qué poderoso dolor te asedia, cuánta belleza y qué delicioso y breve, y qué bonito……Beso, prima…