Sin consideración, sin piedad, sin vergüenza
han construido grandes y altos muros en torno a mÃ.
Y ahora estoy sentado aquÃ, desesperando.
no pienso en nada más: este destino roe mi mente;
pues tenÃa mucho que hacer afuera.
¿Y por qué no los vi cuando levantaban los muros?
Pero nunca escuché el ruido o sonido de los constructores.
Imperceptiblemente me encerraron, fuera del mundo.
Konstandinos Kavafis: Muros, 1896