La Colina de Peralías
29.05.2024

«Los buenos profesores», una película sobre «el oficio serio» de educar

por Dolores Álvarez

 

Este texto ha sido elaborado de modo colaborativo por Juan José Acedo Bartolomé, Dolores Álvarez Peralías, Cruz Boria Sarmiento, Pedro García Ballesteros, Soledad García Gómez, José Antonio Jiménez Ramos y Rosario Santos Cabotá

La ASOCIACIÓN REDES ha tenido la oportunidad de organizar la asistencia de 50 personas invitadas al preestreno de la película “Los buenos profesores” el pasado 14 de mayo, gracias a la gestión de “Cero en Conducta” (Mercedes Ruíz) la distribuidora Filmax y la dirección de MK2 Cinesur Nervión Plaza de Sevilla.

Al final no estuvimos las 50 personas invitadas por diversas cuestiones personales, pero conjuntamente con los espectadores y las espectadoras que habían pasado por taquilla, la sala tenía un magnífico aspecto a pesar de las circunstancias de ser una versión VOSE (Versión Original Subtitulada en Español) y dedicada al mundo de la educación, que no es precisamente que esté en el “mainstream” del cine actual, aunque parece ser que sí en el cine francés. En los últimos años el cine francés ha apostado por mostrar la realidad educativa, valga como ejemplos: “Hoy empieza todo” (1999), “Ser y tener” (2002), “Los chicos del coro” (2004), “La clase” (2008), “Profesor Lazhar (2011), “La profesora de Historia” (2014)…

Hemos de destacar que la película nos atrapó desde el comienzo, con mucha curiosidad por lo que iba a suceder, y ello se apreciaba en el silencio emocionado del público que no se levantó de los asientos hasta el último segundo del último crédito.

El director de la película, Thomas Lilti director de la serie “Hipócrates”2 y de la película del mismo nombre3 , ha montado un retrato muy cercano a través del claustro de profesores y profesoras y nos hace partícipes de la humanidad que inunda toda la película y que resulta muy emotiva para las y los docentes. Esta película se inscribe en lo que empieza a ser un género del cine francés, cine centrado en entornos escolares.

Dado el desafortunado título en español, “Los buenos profesores” (“Un métier sérieux” en francés, “Un oficio serio o importante”) esperábamos un canto idealista a la vocación y compromiso del profesorado que muchas veces suelen obviar los graves problemas sociales y estructurales que acompañan a las comunidades educativas cada día.

Es una película que parte de la figura del docente novel que, a pesar de las dificultades y los problemas iniciales, acaba entregándose a la profesión con interés. A diferencia de otras, no se recrea tanto en situaciones de aula, en los procesos de enseñanza-aprendizaje, en las relaciones entre alumnado y profesorado (aunque los plantea).

Sin embargo, pone de manifiesto que el profesorado son hombres y mujeres como las demás personas, con vidas privadas, fuera de la escuela. Que son padres o madres, algunos tienen pareja, otros no, y que afrontan las dificultades que la vida les depara como pueden. Se ve cómo la profesión invade la vida y es difícil desembarazarse de las problemáticas vividas en las aulas.

Sin duda lo más destacado de esta película, a medio camino entre el documental y la ficción irónica, es que pone el foco en la docencia y rinde un homenaje a una profesión a menudo menospreciada e injustamente infravalorada. La película se enfoca, sin dejar de lado la dinámica del centro, más en el profesorado: dudas, inseguridades, relaciones personales y relaciones entre ellos. En este último aspecto, llama la atención las excelentes relaciones, el compañerismo, el apoyo mutuo que se da entre las personas que integran el claustro. Creemos que este buen clima existente llega al alumnado y hace que se facilite el proceso de enseñanza y aprendizaje. El profesorado es un modelo a seguir por el alumnado y si entre ellos y ellas existen buenas relaciones, el alumnado lo palpa y se predispone a no romper ese clima, aunque sea por pura inercia.

No aparecen «modelos» de profesorado sino la realidad de un oficio con sus aristas y limitaciones. Un oficio cuya formación inicial siempre es deficiente frente a las realidades a las que se enfrenta. Dificultades para educar a un adolescente, para convivir con tu pareja, para aceptarte, en fin, como ser humano. La respuesta de uno de los personajes, que está en proceso de separación, a su compañero, cuando este le pregunta por la causa, es: «está cansada de vivir con un tipo que trabaja 20 horas y tiene cuatro meses de vacaciones», ilustra con una ironía demoledora las dificultades que muchas veces acompañan a nuestra profesión.

Es muy destacable el asunto del alumno que es expulsado del instituto; él dice que tiene problemas graves fuera del centro, estando delante de sus padres, y parece que se asume sin más, por el contrario tanto el profesor como el alumno intercambian palabras de disculpas y reconocimiento de lo que han hecho. Un atisbo de entendimiento que no frena la expulsión.
Humanidad en el trato frente a la rigidez de las normas que deben cumplirse a rajatablas. Hay que destacar el papel del alumnado que aparece con naturalidad interpretativa, aunque el foco no está puesto en ellos. También se repiten las mismas secuencias, recurrentes en todo este cine de tema educativo. El director, más como un gestor que como un docente, un personaje externo al equipo educativo y con mucho poder. Un «Consejo Escolar», que solo aparece para tratar un asunto de disciplina
con profesorado, familias y alumnado. Es destacable por su presencia mínima, la del presidente del “AMPA”, representado como un hombre fuerte. Una sola frase y dos imágenes. Así como la presencia de la inspectora, que entra en las aulas para observar las clases y reclama a una profesora que no sea «tan aburrida», que cambie su metodología, pero que aparece y desaparece sin dejar huella, sin un verdadero
compromiso de orientación hacia la labor pedagógica. Es como si Thomas Lilti quisiera dejar constancia de que no se le olvida dónde se desarrolla la película. Pensamos de alguna forma que es una excusa referencial del contexto. Y está demostrado que los entornos influyen en los centros educativos y en su relación con el contexto más cercano.

Además el cine tiene este papel de interpretación de nuestros mundos y esto siempre sirve para entenderlos y situarlos con mayor normalidad en el debate social. Todo esto también hace mucha falta en nuestro país. A modo de conclusión la película nos parece que:
*Es una película conmovedora y sobre todo hay mucho compañerismo en el claustro, se ayudan unos a otros tanto en lo personal como en lo profesional. En esto se aprecia quiénes son los buenos profesores.
*No sales optimista de la película pero sí te reconoces en lo que has visto. Y te da pie a reflexionar y debatir sobre lo que has ido contemplando.
*Refleja, salvando las distancias del sistema francés, lo que hemos sentido y vivido mientras nos hemos dedicado a esta bellísima profesión. En resumen, una película muy recomendable.
*Nos llama la atención que en el centro no se ven ordenadores ni móviles para trabajar en las aulas, algo que no puede obviarse en los años en que vivimos.
*En definitiva, una película para la reflexión educativa.

(Este artículo fue publicado en la revista Redes dice, en mayo de 2024). Puedes ver el artículo completo en la revista.

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