Dura competencia para Death Cab For Cutie. Leonard Cohen, a un par de centenares de metros, comenzando con su «Dance Me to the End of Love», mientras Gibbard y su banda se hacÃan esperar un tanto… Cuando comenzó por fin el show, nos llevaron a los verdes prados de un campus recorrido por historias de desamor, o de amor probable, o de amor futuro, hermosas y genuinas. Porque cuando estos norteamericanos se deciden a poner los vellos de punta a base de pop -donde la energÃa hace pareja con la sutileza-, lo hacen requetebien. Ben, hiper-kinético, melenudo y saltarÃn, orquesta feliz a su banda entregando un concierto de puros hits encantadores: nos dejaron «The New Year», «Title and Registration», «Soul Meets Body» (con todo el aforo femenino tarareando ese «parapara pa pa»), «Crooked Teeth» y otro montón de preciosas gemas de nuestro tiempo -de las que recordaremos en veinte años más, porque de sintetizar la magia en canción, Death Cab For Cutie saben un rato. Para ponerse contemporáneos, miraron un rato a su delicioso «Narrow Stairs», y «I Will Posses Your Heart» maravilló, mientras «Cath» puso electricidad en el ambiente. La compenetración del grupo era el espectáculo en sà mismo. Entro lo agrio y lo dulce de su repertorio, primó esto último.
Mejor momento: ver a Gibbard arrojando la guitarra al técnico y saltando hasta el piano para continuar la impresionante introducción de «I Will Posses Your Heart», y agitar las melenas sin parar mientras tocaba.
// Publicado en Fiber Lunes 21 de julio //