Está en nuestra naturaleza, canta el sueco de origen argentino. Estos ya no son los tiempos de Dylan y Baez, pero no dejan de emocionarnos la caricia de una guitarra acústica bien rasgada, una voz dolorosa en su nasalidad, y unos versos como puñaladas. Y éstos, los de este muchacho -que va ganando puntos para ser considerado un discípulo de Leonard Cohen, con dos discos como dos castillos- son auténticas puyas, cantadas con tal dulzura que se diría no ha roto un plato en su vida. “Algún día, estarás de rodillas sobre la mierda que sembraste”: ser fan de José tiene su puntito masoquista, sin duda. No es ésta una edición cuajada de francotiradores del alma, aunque podremos disfrutar de epígonos de la guitarra y la voz como El Hijo, caminando senderos más literarios, o de adalides de la canción flageladora como American Music Club, actuaciones que van a hacer las delicias de los fibers de corazón tierno. En el caso de González, la solidez y las -cada vez más hermosas- texturas de sus canciones son valores propios. Así que, junto al punchipunchi de la carpa de al lado, la voz de Joselito, en su camastro árido de guitarra y percusiones tropicales, nos erizará toda la piel.
//Publicado en Fiber Viernes 19 de julio. Artículo previo. Me gusta mucho cómo quedó en papel, aunque ninguno de mis textos de este FIB 2008 me parece nada excepcional. Todos los textos , este año, se tradujeron al inglés, y sé que se la sudaron con más de uno. ¡Esforzados traductores de Fiber, os saludo! //