Por las grietas se avista el mundo nuevo

por carolinkfingers

Todo el año desde el 15 de mayo de 2011 ha sido para mí un continuo amar y desamar, un encuentro con un espacio de apertura de la posibilidad al mismo tiempo que un ahogarme en la impaciencia y el odio. La asfixia determinando comportamientos sucios, enfermedad, ausencia de entrega. La observación del mundo, de las gentes que no se inmutan, de la fiesta democrática más triste que puedo recordar. Y, sin embargo, el aire entrando por lugares que ni siquiera se atisban con la imaginación. Un aire que permite pensar. La ficción, entonces, la certeza imposible de que no pueden darnos más duro. De que si levantamos la cabeza el golpe quedará suspendido en el aire.

En algún punto, en alguna de esas pistas que he perseguido para obtener oxígeno en mi pensamiento, habré leído la palabra «grietas» para llamarlas. Supongo. De algún modo me quedé pegada a la metáfora porque no encuentro otra palabra mejor. Me refiero a todas esas cosas que algunas hacen suceder y que transforman el marco. Así se desmonta una realidad, así, y en el trasfondo, por qué no, Matrix, que es muy socorrida pero ayuda a ver caer, a poco que nos centremos en estos hackeos, trozos enteros de mundo codificado, ese mundo compacto y sólido que «no se toca, niñas».

Y encuentro que la palabra es útil para otros y otras, como pasa con el acto que se celebra el jueves 10 en Traficantes de sueños: Poesía para abrir grietas.

Y empecé a coleccionarlas, a catalogarlas sin ningún afán más que el de nutrirme y servirme de herramientas con las que proponer otras cosas, otros espacios, qué sé yo. O seguir rascando en el muro. Dejo algunas aquí:

http://www.youtube.com/watch?v=Rmpiccv5QLQ

Ésta es muy antigua pero una de las que más me gustan. Apropiacionismo popular.

Para molestar un poco ahí arriba, insumisión fiscal.

Sobre cómo construir otros mundos de significación, Guerra narrativa

Un poco densa, pero necesaria: desocupar el poder, dejar de ser ciudadanos, hostias.

El textazo de Amador Fernández-Savater, la república del 99%

Las ficciones son cosas serias. Los revolucionarios franceses del siglo XVIII decidieron “hacer como si” ya no fuesen más súbditos del Antiguo Régimen, sino ciudadanos capaces de pensar y redactar una Constitución. Los proletarios del siglo XIX decidieron “hacer como si” no fuesen las mulas de carga que la realidad les obligaba a ser, sino personas iguales a las demás, capaces de leer, escribir, hablar y autoorganizarse. Y cambiaron el mundo. La ficción es una fuerza material desde el momento en que creemos en ella y nos organizamos en consecuencia.

Y cuando leí este artículo y este otro (Desbordamientos culturales en torno al 15M, de Luis Moreno-Callabud), hace un par de noches, pude ver por un momento las hileras de código vibrar, empalidecer, empezar a desplomarse.

Hay muchas más grietas, algunas que no son directamente enlazables sino que son vivibles, que están en todos los proyectos que citaba en esta entrada. Y Madrilonia, y Bookcamping, y los libros que se editan en Traficantes de sueños… Una grieta pretendió ser nuestro Estallido (las jornadas de debates radiofónicos sobre literatura que hicimos en marzo, aún tengo pendiente hacerles un espacio suyo). Una lectura de las grietas es lo que pretende el libro en el que colaboro, a punto de salir, CT o la Cultura de la Transición: crítica a 35 años de cultura española.

Hay grietas vivibles en la plaza, en el espacio en que hayan acordado verse las vecinas. Hay grietas en cada lugar en el que decidas mirar: por allí pasó la comisión de política, o de comunicación, para contarle a las demás que nos vemos en las calles el 12M. Por las grietas se escapa la verticalidad, la opresión, el bloqueo, la parálisis, y se empieza a poder inventar otra cosa.

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