Abrelatas es el maestro del código fuente. Lo conocà (él a mà no) en el Festival Zemos 98 del 2009. Cantaba con buena voz: «Código fueeeente… La remeeeezcla» y oficiaba de pastor del corta y pega. El festival se celebraba en Sevilla justo en el fin de semana en que yo viajaba a despedir a alguien muy querido. Otra persona querida estaba trabajando, casualmente, allÃ, y pasé algunas horas de aquel sábado en los actos del Zemos.
Esta mañana recibà un correo: me invitaban a enviar crÃticas quincenales a un diario sevillano. Sin ánimo oneroso y con honestidad, se decÃa en ese mail que aquellas colaboraciones serÃan «gratis, por supuesto».
Sin mentar al pecador, lo envié tal cual a twitter. El ejemplo, de tan extensivo, ya duele.
(PodrÃa explicar aquà que mi primera colaboración periodÃstica sucedió en el mismÃsimo periódico, hace ahora unos dieciocho años, y todavÃa estoy esperando cobrarla).
Abrelatas, Felipe, toma el entrecomillado y lo convierte en un microrrelato. En un #microrrelatos12. Esa etiqueta es una de sus muchas experiencias (de las muchas que desarrolla el equipo de Zemos 98) en twitter. Y es un microrrelato que, como le he dicho a él, lo tiene todo en tres palabras: amor, pasión, ambición, venganza.
Muy poquito a poco, estos muchachos salidos de mi misma facultad han ido penetrando el tejido cultural, no ya de la ciudad, sino de todas las redes. Trabajan codo con codo con otros muchos colectivos de creación, activismo y gestión cultural repartidos por el paÃs y el mundo y crean cada año un concepto nuevo, un espacio de conversación e intercambio, que además se desarrolla durante todo el año con blogs, con publicaciones, con un programa de radio.
Estos chicos no paran quietos. El festival 2011, la décimotercera edición, ya tiene nombre y fechas. DeberÃas reservarte esa semana para pasarla en Sevilla y enterarte de qué es Zemos 98, aunque ni yo a estas alturas lo pueda explicar muy claramente. Es educación, es comunicación, es pasión por el intercambio y la reflexión, por la generación de narrativas para nuestras actividades, por la búsqueda de puntos de anclaje en la contemporaneidad distópica que nos ha tocado experimentar.
Es, en mi propia experiencia, un sueño de trabajo colaborativo. Tengo el honor de contarme hoy, tÃmidamente, entre las personas que forman parte de sus redes. Porque también he caÃdo.
Y no voy a pedir derechos de autor. El microrrelato, cojonudo, es de Abrelatas.
Sonrojado me hallo, payo!Gracias, pero los derechos de autor son compartidos. HacÃa tiempo que fuera del "polÃtono institucional" no veÃa escrito algo sobre mi con cariño.Me ha hecho mucha ilusión (aunque haya tardado en leerlo…ya sabes, ¡el dichoso hipertrabajo!).Este comentario es…gratis, por supuesto.:)