Igualemente
16.09.2012

Cuando las familias se organizan para gestionar mejor los recursos

por igualemente

Con la Ley en la mano la educación pública en España es gratuita. Con la realidad en la mano la educación pública en España cuesta dinero a las familias. Las organizaciones de consumidores lanzas sus advertencias a principio del mes de septiembre y en informes como este de la OCU se plantea un coste superior a 600 / euros niños en lo que vienen a llamar “la cuesta de septiembre”. Lo que es cierto y aquí no voy a dar muchos rodeos es que para trabajar en clase necesitamos invertir en unos recursos que la administración pone de manera deficiente, como pueden ser libros para la biblioteca de aula, recursos tecnológicos como ordenador, televisor con su cableado y equipo de música o por supuesto material fungible: lápices, papel, gomas, pinturas, rotuladores, etc.

¿Qué hacemos con todas estas necesidades?
En mi práctica escolar, que tiene ya más de 10 años, he conocido situaciones de “libro de texto” y situaciones de “trabajo por proyectos”. Yo siempre me he decantado por la segunda opción porque pedagógicamente creo en el trabajo cooperativo que se puede hacer con el alumnado y sobre todo porque en un aula de infantil el conocimiento se debe investigar en múltiples fuentes y es evidente que eso de un libro de rellenar fichas no va con esta idea. Pero de lo que quiero hablar es de algo que no se cuenta normalmente: el modelo económico que suele llevar anexo el trabajo por proyectos: las cooperativas (de consumo) de familias.

¿Qué es un cooperativa de familias?
La cosa es muy simple y creo que muy eficaz, desde el centro se propone a las familias que forman parte de la clase que se organicen como una cooperativa de familias, se recopilan unos recursos económicos y en colaboración con la maestra se van decidiendo las inversiones en materiales que hay que hacer, la cooperativa en todo momento es de las familias, ellas la gestionan y a ellas pertenece. Lo interesante es que el modelo es transparente para las familias que gestionan el dinero y se aprovechan de los contactos del centro al poder tratar con distribuidores al por mayor.

Para mi esto tiene algunas ventajas y algunas otras cosas que me gustaría mejorar:

– Transparencia, creo que es importante que todas las familias sepan en qué se gasta su dinero y por eso se hacen informes de los gastos al detalle y se consultan todas y cada una de los gastos.

– Consumo responsable, se compra lo que se necesita y se guardan y almacenan los excedentes que pueden servir en otro momento. No se compra un lápiz para cada alumno, se compran los lápices que hacen falta, para que el material esté siempre disponible.

– Ahorro. Si seguimos el estudio de la OCU una familia se gasta más de 300 euros al año entre libros de texto y material escolar de media, en las cooperativas de familias que han participado en mis clases nunca se ha aportado más de 70 euros por familia / año (quedan excluidas las actividades extraescolares como excursiones o visitas)

– Solidaridad. Hay familias, que aunque sean 70 euros / año, no pueden pagar la cuota y se consensúan pagos aplazados pero sobre todo se asume que el funcionamiento de la cooperativa tiene sentido si es pagado por todas las familias. A veces cuesta trabajo.

De las cosas que se pueden mejorar tengo algunas preguntas ¿qué implicaciones (sociales, políticas y culturales) puede tener que una cooperativa gestione los recursos del aula? ¿entendemos que esto es, además de un ahorro por la familia, un “proyecto” de aprender economía familiar? ¿por qué no le damos importancia a otros aspectos de la cooperativa (el trabajo colaborativo, la economía solidaria? ¿por qué solo la hacemos sobre los criterios de eficacia? ¿por qué no continúa el modelo más allá de las clases de infantil? ¿qué implicaciones legales tiene todo esto? ¿estamos obligando / respondiendo a una necesidad que debería cubrir el estado? ¿es posible que el modelo genere corruptelas / falta de transparencia? ¿cómo gestionamos los impagos? ¿qué tenemos que aprender de las cooperativas escolares? ¿qué efecto puede tener esto sobre el pequeño comercio que se nutre de la venta al por menor?

Todas estas preguntas vienen a mi cabeza y en conversaciones con gente con la que suelo hablar, el modelo es interesante y creo que se puede y debe seguir experimentando con él, pero me gustaría que sirviera para aprender, yo la primera, sobre otras posibles cooperativas de consumo como alternativa a la situación económica que tenemos, no solo en los colegios.

¿Qué otras experiencias conocéis? Gracias por dejarlas en los comentarios.

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comentarios

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Mª Teresa dice:

Hola,
Las cooperativas a priori son una idea excelente, porque se supone es un ahorro para las familias y una forma de que no haya diferencias entre los niños a la hora de utilizar el material. El problema es cuando el colegio no da ningún reporte de lo que gasta y en qué lo gasta. Es lo que ocurre en mi colegio y lo peor es que el resto de padres están de acuerdo en soltar dinero sin saber cómo es usado. La transparencia, como ocurre en otros sectores de nuestro país, brilla por su ausencia. Cuando no te quieren dar información de los gastos, te hacen pensar mal. ¿Sabes si hay alguna normativa a este respecto?

Javier Montero dice:

Me parece una idea muy interesante. No s`lo por la situación que vivimos actualmente, si no por puro aprendizaje para familkias y alumnos. En el colegio San Isidoro de Sevilla, cuya ampa ha colgado este enlace para que los padres lo veamos, nos estamos planteando este tema para el próximo curso. Gracias por la información y por las preguntas.

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