Qué más me da. Escribir es todo. Poner o no poner, publicar o no publicar. Qué más me da todo, este blog, estas lÃneas. He concluido La malquerida. Éste sÃ, éste es el mejor cuento del libro. Y ya son 147 páginas.
Entonces caà en la cuenta de que habÃa pillado a Leona haciendo eso muchas veces: perfectamente ataviada para salir a su trabajo, quizá abrigándose en el vestÃbulo, mi mujer se mesaba las manos, se desenredaba las mechas del pelo con los dedos, los hacÃa crujir tirando de ellos hacia atrás, taconeaba con sus zapatos elegantes, que se cambiaba por otro par más alto o más bajo, se repasaba el pintalabios dos veces más, se limpiaba seguidamente los morros, recortaba un papel de carta oficial sobre el aparador con tesón infantil, amontonaba los pedacitos en un solo grupo pacientemente, rebuscaba en el paragüero hiciera o no mal tiempo, abriendo y comprobando el mecanismo de cada uno de los paraguas, se cambiaba de falda incluso, corrÃa y descorrÃa las cortinas del salón con energÃa, y decidÃa entonces quitarse la ropa de paseo y ponerse unas mallas deportivas, vagaba por toda la casa con la cinta de felpa en el pelo, se mesaba las greñas un poco más, se repintaba la lÃnea de los ojos y luego, dos horas después, conmigo desesperado de ardor, de emoción y de desconcierto, vigilando sus movimientos tras los quicios de las puertas, ella salÃa a la oficina de tasación con las mallas puestas, fumando distraÃdamente un cigarrillo.