Apagad la televisión, no dejéis que os lo cuenten.
El miércoles querÃa ir a Sol con mis hijas y, finalmente, gracias a la «prohibición» delirante de la Junta Electoral, me rajé por miedo a si surgÃan problemas. Supe luego que todo habÃa discurrido en la más absoluta normalidad, que toda la presencia policial se resumió en algunas solicitudes de documentación.
Sol es el km. 0 de España. Pero hay muchas más plazas.
Ayer en la tarde del jueves estuve en la Nueva Plaza de Sol. Y vaya por delante que hay muchos informando y viviendo en primera persona aquello, que no soy más que una turista que siente la necesidad de dejar aquà lo que vio.
Hay una pequeña ciudad dentro de la ciudad.
Hay apropiación del espacio público. Es un nuevo lugar donde no se te exige ser consumidor y sà ciudadana.
Hay gente interesada, gente emocionada, gente participando y ayudando en cada espacio: enfermerÃa, comida, sociedad, infraestructura, debates. Hay gente curiosa. Hay gente firmando. Hay quienes no se atreven a hacer un cartel, pero están felices leyendo los carteles ajenos. Y sacando fotos con las que inundan el espacio público digital.
Hay conversaciones y diálogos en casi cada metro cuadrado. Por supuesto las asambleas -escuché algunos trozos-, y también encuentras corrillos improvisados de adultos conscientes y responsables, de todas las edades, debatiendo temas, cada vez que tomas una dirección. Hay gente mayor, que para a los jóvenes para decirles: «Que esto no se acabe el lunes, que esto tiene que seguir, hacedlo por todos».
Hay lonas y toldos colgados en el centro y una ciudad de arquitectura efÃmera que se debe apuntalar cada vez que viene un golpe de viento. Todos echan una mano.
Hay muchas cámaras y móviles y es, esto sÃ, realidad aumentada: leer y escuchar, tener el twitter y las orejas a la vez para dar forma a un discurso en construcción.
Hay un laboratorio constante de ideas. Apropiación, autogestión, acción pacÃfica, reivindicativa y ciudadana que nos devuelve a todos a la vez -aunque no seas más que un turista como yo- la dignidad de los foros públicos.
Hay empoderamiento. Joder, si hay.
Hay, una cosa que me impresionó, hambre y mendicidad. Cuando entraba bajo las lonas, me adelantaron al menos una docena de personas vestidos en harapos; se dirigieron al mostrador de «comidas» de los acampados y pidieron. Salieron cada uno con una botella de agua y una naranja.
Hay sueños colgados de cada muro y dicen algunas, muchas cosas que he pensado en los últimos tiempos, desde que me vengo dando cuenta de que regresar a España fue continuar en un exilio. Si no tenemos sueños seremos pesadillas.
Hay muchas más cosas, pero no es un parque temático, es un espacio de acción. Levántate de tu silla y ve.
[…] y respondo. Como ella, vi el 15M desde lejos, aun viviendo en la ciudad de Madrid. Me acerqué -aquà lo conté- como una turista, y fue el comienzo de volver a sentir que se rellenaba el espacio entre las […]