Carolink Fingers
05.09.2010

Reaccionaria, feminista, anticapitalista

por carolinkfingers

Sacando ideas de contexto de El complejo de dinero (1917), Franziska von Reventlow.

Estamos en un sanatorio, o clínica privada para enfermos psiquiátricos, en algún lugar del Norte de Italia, en algún momento de la segunda década del siglo XX. La protagonista y narradora de este libro llega allí con la esperanza de liberarse de su “complejo de dinero”, pero sobre todo de sus acreedores. Contada en forma de cartas a una tal “Maria”, en el tercer capítulo pasan estas cosas:

Lukas es un personaje masculino, profesor de economía política, que apoya la incorporación de la mujer al trabajo. De acuerdo con la narradora, “tiene ideas extravagantes sobre la capacidad de trabajo de la mujer”. Ella, en la conversación, reivindica:

…que las mujeres no valíamos para ninguna actividad seria, ni siquiera para la costura o la cocina (…) Y el llamado trabajo intelectual era decididamente horrible y ruinoso”.

– Pero si usted es escritora…

Santo cielo, ¿cómo lo sabe? Ya sabes, Maria, que no lo soporto, que la mera palabra me produce verdadero repelús. De modo que, también esta vez, salté de mi silla como picada por seis tarántulas y dije que no, que yo no era nada. Pero de tanto en tanto tenía que ganar dinero y entonces me ponía a escribir, qué remedio, no había aprendido otro oficio. Como los desempleados que en invierno quitaban la nieve. La animé a preguntarle a uno de ellos si se identificaba con esa actividad y si le gustaría que le importunaran durante toda su vida con un «ah, usted es un hombre quitanieves» No lo entendió y dijo algo sobre la satisfacción que otorgaba toda creación intelectual.


– No la conozco, pero he oído hablar de eso -me atreví a comentar-. Lo único que me da aliento en esos trances es la idea de los honorarios
” (páginas 28-29).

Y dice más: “Creo absolutamente en la debilidad mental de la hembra, por dolorosa experiencia propia” (30).

El libro El complejo de dinero es de 1917. Su autora, Von Reventlow, nacida en 1871, no es ajena a los cambios que está sufriendo su sociedad. Es pobre, aunque de buena familia, aristocracia prusiana a la que no tiene empacho en abandonar en cuanto puede. No tiene educación alguna para el dinero, y probablemente tampoco ninguna educación formal. Muchos años ha pasado haciendo trabajos precarios y mal considerados (traducciones, colaboraciones en prensa, ¡chistes! en periódicos de la época) y viviendo gracias a la ayuda de amigos. Tiene un hijo de un primer matrimonio. Cuando está cerca de los 40, urde una única salida a su vida de penurias económicas. Se casa con un viejo noble del que piensa heredar una importante suma, y continuar su escritura con respaldo económico. Sin embargo, como cuenta el libro, el banco donde deposita la herencia quiebra en vísperas de la I Guerra Mundial. En El complejo de dinero, con inteligente y modernísimo ojo crítico, divide el mundo: no entre los que tienen y los que no; sino entre los que deben y aquellos a los que les debemos.

Leo el capítulo 3 (donde están las citas de arriba) y me pongo a la defensiva. Termino el libro y ¿por qué creo que es no una posición feminista, sino ultra feminista, reivindicativa y súper moderna? El personaje narrador es la única mujer del grupo «contracultural» que se forma en el sanatorio. Todo el tono de la obra es jocoso-irónico, en sus sentencias acerca del dinero, la aristocracia, la psiquiatría, etc, y con el mismo barniz ha de ser leído el vertido de ideas de ese capítulo. La mujer que escribe esas líneas está a punto de degustar, y luchando con todas sus fuerzas contra, lo que significa convertise en carne de capitalismo.

Es una propuesta de pasividad la suya, pero al mismo tiempo es política y combativa como pocas cosas vistas de esa época. Lo que está tratando de evitar en la segunda década del siglo XX, con estas declaraciones, es precisamente lo que ocurrió: que la mujer se convierta en el siguiente objeto de explotación capitalista.

…por dolorosa experiencia propia”: también quiere decir que entrar en la máquina capitalista es una trampa, dolosa y humillante, y encima -no se expresa directamente, pero no es difícil leerlo entre líneas- la mujer tiene enemigos dobles: no sólo está en posición de desventaja por su sexo; a lo que realmente se enfrenta la mujer que busca la “liberación” es al capital, a sus desigualdades y arbitrariedades.

El que von Renventlow no crea en el «cerebro femenino» quiere decir, en realidad, que no está dispuesta a entrar en la lucha. Está reivindicando la total y absoluta emancipación de la mujer, frente al hombre, pero sobre todo frente al capital.

Esto se me apareció claro más adelante, cuando el mismo interlocutor hombre contraataca:

«- Y entonces, con esa arena y esas piedras, quizá tenga mayores posibilidades de conseguir un respaldo económico -dijo Lukas con alevosía-, porque pudiera darse el milagro inverso, es decir, que por fin despertara su voluntad. Piense una sola vez en las tantísimas mujeres y muchachas que, inmersas en la vida profesional, se ganan el pan por su cuenta en lugar de filosofar sobre las razones por las que no tienen patrimonio».

Ella le contesta:

«– La profesión de la mujer es, en primer término, la de esposa y madre -declaré no sin solemnidad patética-, y yo he cumplido con ella como buenamente sabía y podía. Estoy casada por segunda vez y tengo un hijo de mi primer matrimonio. (…) Pero claro, usted eso no lo reconoce como aportación social, prefiere meditar en cómo puede ayudarme a encontrar cualquier espantosa colocación profesional. Siento el máximo respeto por aquellas mujeres y muchachas que se valen por sí mismas, aunque considero que es una lamentable aberración de la Providencia el que estén obligadas a hacerlo. Además, usted es la persona más injusta que se haya cruzado en mi camino porque debería admitir que he resuelto mi problema económico a mi manera… Nunca he tenido ingresos fijos ni una profesión determinada sino sólo ocupaciones momentáneas que no dieron para mucho. Y sin embargo he “vivido” un buen número de años, quizá incluso mejor y de forma más agradable que otros con su profesión y todo lo demás«. (84)

Vivir un buen número de años, incluso mejor y de forma más agradable que otros con su profesión. Atados a nuestra profesión, a los demás nos toca sobrevivir.

//Esto no es una reseña literaria. Quien quiera saber más sobre el libro de Von Reventlow debe buscar reseñas muchas que hay en la red, o ésta que escribí en notodo.com / Esto forma parte de apuntes en pos de algo todavía sin forma ni objetivo. Los textos que publique caerán bajo la etiqueta, discúlpenme los biempensantes, «la vida sin hombres». Las negritas en los textos citados son, evidentemente, mías. //

5

comentarios

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verónica dice:

muchas veces he reflexionado sobre esto, pero sobre todo desde que soy una parada/ama de casa/ estudiante forzosa, antes simplemente el problema era encontrar el trabajo ideal o por lo menos adecuado para mí(bueno, aún lo es).es increíble cómo las circunstancias te obligan a cambiar tus creencias, pero de momento son unas ideas tímidas, justificadoras y en el fondo no quiero creérmelas.darse cuenta de que uno es más feliz sin jefes ni horarios tampoco es que sea un gran descubrimiento.

Carolink dice:

He ahí el problema que un libro como éste destapa de forma muy aguda. El problema es sobrevivir. En sólo cien años, la mentalidad de todos nosotros piensa en el concepto "trabajo", estos decadentes ex aristócratas piensan en el concepto "dinero"… No iban asociados… Sobre la segunda parte de tu comentario (ser feliz sin jefes ni horarios) creo que requiere de una autodisciplina muy compleja en este mundo nuestro. Pero se puede, casi lo aseguro 😉

Miguel Ángel Maya dice:

…Como siempre hago cuando de ti se trata, y como hacía el Búfalo de Juncal: "tomo nota, tomo nota"…

Juana Corbalán dice:

He pasado un magnífico rato disfrutando de este post. Me ha gustado la profundidad y sensibilidad de tu análisis, tu clarividencia. Por supuesto, estoy deseando leer ese libro, admiro a esta mujer (entre tantas).Y también he de decirte que me gusta mucho tu forma de escribir.Ya sé que parece un comentario demasiado alagador, pero es coincidencia: me ha gustado el tema, la capacidad de análisis (lo que más) y el estilo. También pienso que esa postura independiente, (por encima del trabajo, incluso intelectual, libre del capitalismo y de otros sistemas), sólo la puede tener y entender una mujer. Es la esencia de la libertadGracias

Carolink dice:

Muchas gracias, Juana, por tu lectura y comentario. Es fruto, este libro, de un momento histórico muy peculiar, y por la parte que toca a mi propia lectura también es fruto de un momento en que tengo las antenas algo sensibles a estos temas. Espero seguir vertiendo aquí algunas otras reflexiones sobre esto. Un abrazo!

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