Y cuántas veces no habré llorado como una imbécil con la escena (la cuarta, o así, «a Amélie le gusta…») en la que mete la mano en un saco de lentejas. Soy de ésas. O solía serlo, a saber si la película me resiste una sexta (re)visión.
Pero también me he reído como una imbécil leyendo un tebeo, el cómic al que le copio la viñeta, una de las más perfectas/sincréticas de un libro lleno de viñetas brutales.
Aunque vaya por delante que no soy quién para opinar sobre cómic, que habré leído cuatro o cinco en mi vida. Ah, esperen, tengo que contar los quince o veinte Tintines, ocho o diez Asterix y diez o doce Mortadelo y Filemón que tuve de pequeña. El Libro Gordo de Petete no entra en la categoría cómic.
Da lo mismo, aquí, mi nula capacidad crítica al respecto del arte secuencial. Porque en realidad lo que quería decir es cuán lúcido, inteligente y masacrador es este librito delicioso. Que puedo entender que aborrezcan American Beauty y Amélie -fundadores de cierta ñoñez cinematográfica de gran raigambre, cierto-, pero también que desparramen sobre Cameron y Scott -aunque a mi entender, desaprovecharon la oportunidad de hacerles pelear acerca de Alien. O incluso con Alien dentro.
Y que, más allá de eso, el auténtico color de esta historia, magníficamente dibujada por Darío Adanti y rematadamente bien escrita por Jordi Costa, está en la oportunidad de reirnos con delirio de todos esos mitos, más cercanos o más lejanos. La necesidad de entrecomillar la mitomanía. Y la fiesta de la creatividad gamberra e inteligente. Están los guiños más o menos privados (la redacción de Fotogramas, tan bien representada), aunque yo lo que les agradezco en el alma es la caracterización de Philipp Engel, porque es el único al que conozco. Un diez.
Y de verdad que yo también habría dado unas cuantas hostias de haber estado viajando a través de «2000 años de cine» -aunque mis víctimas ideales hubiesen sido Meg Ryan y no muy atrás Tom Cruise-.
Antonio Trashorras, en su presentación madrileña de 2000 años de cine, les dijo a los autores (responsables también de Mis problemas con Amenábar, que ya estoy corriendo a comprar) que él quería más. ¿Dónde hay que firmar?
…Noooooooo……jajajaja…;-)