17 de mayo 1866. Viene al mundo el compositor y pianista francés Erik Satie, líder del movimiento anti-impresionista y precursor de la música moderna.
Mari Trini, seguramente, no escuchó nunca hablar de Satie. Hoy me ha quedado claro que ella -algunos de mi generación corren más que yo apropiándose de los iconos de nuestros padres, puedo asegurar que no es mi caso- es nuestra Joni Mitchell patria. En los días en que la fiesta de la no-canción satura el horizonte comunicacional, es el momento de rescatar a escritores de canciones, de las de verdad.
Si Benedetti era fan de Mari Trini o lo fue de Satie, ya no lo sabré. Sí sé que fue con él -contigo- con quien aprendí a leer poesía.
Otra vez tengo el cuello trenzado. Hoy fue nuestra nueva web, que uno de estos días comentaré aquí.
La señora Dalloway era una de mis asignaturas pendientes como lectora. Ya tengo una menos.
Edito salvajemente. Puedo asegurar que ahora sí tengo 100 páginas finales. Lo curioso es que ya no me pongo morada leyendo lo que ha salido para el libro. ¿Será verdad o autocomplacencia?
Sí que sí, yo quisiera saber por qué es tan difícil ser un gran poeta y mantenerse medianamente vivo. De lo que nos podemos regocijar es que con el maestro uruguayo tuvimos largos años para disfrutarlo. Tanta humanidad seguramente duela…
…totalmente de acuerdo……un beso…
…Me ha encantado la entrada……Esta semana he sentido un poco, como dice una amiga mìa, que se nos ha quedado un poco coja la adolescencia: primero Antonio Vega se marcha dando un portazo y luego Benedetti se va sin despedirse……Abrazo…