«Últimas dos horas y cincuenta y ocho minutos»
Miguel Ángel Maya
Lengua de Trapo
“Últimas 2 horas y 58 minutos” es una primera novela o, mejor dicho, una primera publicación. Es ejercicio formal que no peca de formalismo. Es novela experimental, hecha con un sentido de la honestidad, con una cercanía tal entre autor y lector que no se parece a ningún experimento. Es un trabajo serio, dividido en dos. Se puede empezar a leer por la primera (o segunda) parte, o bien por la segunda (o primera) parte. Se cuenta entre las novelas de escape, de viaje o de carretera más desquiciadas y coherentes que se hayan visto en mucho tiempo. Tiene un formato de espejo, tiene un (falso) narrador omnisciente, y la excusa del amor, detrás de todo como impulsor. En ese espejo no se entra en disquisiciones morales y apenas estéticas, y en la imagen que refleja es, a menudo, más importante, lo que no refleja: el fuera de campo adquiere una fuerza curiosa. Es un libro que se debe sólo a sí mismo, avanza imparable por caminos de medio mundo en la desastrosa huída de los personajes, ensarta episodios delirantes y, a veces, pide ralentizar la lectura para elaborar debidamente la peripecia de esos dos seres oscuros. Es una exquisita ventana a las casualidades que dominan nuestras vidas, sin otorgar ninguna suerte de magia o bondad a esas casualidades: son, sin más. Entrar en el primer libro de un autor novel, por mucho que traiga el sello de ganador del VI Premio de Narrativa Caja Madrid y aparezca en Lengua de Trapo, puede ser para muchos poco tentador. Sáltense los prejuicios y verán.
//Publicada en Go Magazine, julio-agosto 2008//