Hoy es sábado y va a tener que faltar a su cita, porque la cajera suplente de la parturienta no podÃa cambiarle el turno y toda la discusión habÃa sido muy fea y le habÃa llevado al vómito aquella tarde, pero dos semanas atrás. El dÃa ha llegado y se ha abierto la puerta de su desgracia, siente las piernas flaqueantes y el pelo está grasiento a pesar de que se lo lavó ayer mismo. Siente un malestar ambiguo dentro suyo y no quiere ni pensar que todo lo que tiempo atrás lo atormentaba va a volver a renacer dentro de él, como esas siniestras criaturas de aquella vieja pelÃcula que rompÃan el pecho de sus huéspedes para salir airosas y sacar una foto de pasmo y estupor y continuar sembrando el pánico metraje adelante hasta que sólo una puerta mágica más poderosa se abrÃa y lo dejaba salir al espacio exterior y despedazarse en el infinito silencio oscuro.
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Para Trance, para Monstruos, en proceso.