No lo puedo evitar. Gepe es mi debilidad. Es la pequeñez de sus pretensiones y la enormidad de sus resultados. Es la naturalidad con la que escribe y canta canciones. Es la sintonÃa -evidente o inventada- que siento en su mÃnima, improvisada, evocadora poética del intervalo. Es esa montaña rusa de teorÃas, vislumbres reservados a los enormes cantores de la melancolÃa, inscritas en sus letras. La pasmosa y sorprendente coincidencia de escenarios, sÃmbolos e intenciones. No es ésta la primera ni la última vez que escribiré sobre Gepe. Me sucede asà cada vez que soy FAN de esta ridÃcula y entregada forma. Mis habilidades para escribir se ven doblegadas por este no-sé-qué-es que me subyuga. Por ello he de volver siempre.
Para un acercamiento algo más neutro, valga esta nota que publiqué, gracias a la intermediación de Elena Cabrera, en el diario adn.es.