No hay imagen inocente, ya sea fija o en movimiento: ése es el centro del dilema que arrastra el cine documental. Cualquier objeto, persona o situación es modificado -envilecido- por el simple hecho de ser observado –no digamos ya por ser filmado-; la más simple decisión –vg. el emplazamiento de la cámara- es una toma de posición. Y toda toma de posición es política.
Algunos creen que es una manera de producir propaganda con coartada intelectual; otros, que es la única forma honesta de hacer no-ficción. Un grupo de realizadores y productores independientes se ha bordado este axioma en el forro de la gorra para encarar, desde el 2000, la producción de películas bajo la etiqueta ATMO: una de las factorías europeas de audiovisual más creativas, prolíficas y tendenciosas del momento.
Ellos son los responsables de “Read My Lips”, clips que recorren la red cual reguero de pólvora, en los que personajes de la política mundial dicen aquello que nunca quisieron decir en público: mediante una elaborada técnica de sincronización, George Bush, Sadam Hussein o Bin Laden cantan canciones de amor, develan su verdadero discurso o ejercen de hipnotizadores de feria –véase “The Voice” de Johan Söderberg.
Además de las carátulas y animaciones que generan para televisión, lo más ambicioso de su proyecto es cosa del tándem Erik Gandini-Tarik Saleh. “Sacrificio: Who Betrayed Che Guevara?” (2000) escarbaba en circunstancias que muchos prefieren mantener en el limbo de la leyenda. Y en 2003 “Surplus: Terrorized into Being Consumers” (en un canal temático se emitió como “Superávit”) hizo que festivales del mundo entero se volvieran hacia ellos.
¿Por qué el 20% del planeta come el 80% de los recursos y se queda tan pancho? ¿Cuál es el derecho que tienen los gobernantes del G8 a fomentar la escalada loca del consumismo? ¿Y cuál el que se arrogan los manifestantes anti-globalización para destruir la propiedad ajena? “Surplus” es un sofisticado vídeo-clip de 90 minutos, que utiliza la música y el montaje en una búsqueda sensorial y no pretende explicar la realidad, sino levantar ampollas yuxtaponiendo elementos: una adolescente cubana que sueña con comer big-macs a paletadas, junto a un treintañero sueco que no sabe cómo gastar su dinero, junto a Steve Ballmer arengando cual domador a los desarrolladores del emporio Microsoft, junto al discurso de George Bush en que invita a perder el miedo a consumir… ¡Si Eisenstein levantara la cabeza!
Hace sólo unos meses presentaron “Gitmo: The New Rules of War”, que ya comenzó su carrera de premios y festivales, una película destinada a permanecer como el más completo documento de lo poco/nada que se conoce sobre qué pasa al otro lado de la verja de Guantánamo. No busques objetividad en sus filmes: Atmo es una posición ideológica y un compromiso. Hacer cine aséptico en estos tiempos, según ellos, no es leal ni apropiado. Si lo quieres, lo tomas. Si no, lo discutes.
//Este artículo apareció en la revista Clone en julio de 2006. En la página de la productora puedes ver novedades: ATMO. En youtube hay varios clips de la película Surplus: este es mi favorito//