Publicada en Go Magazine, julio-agosto 2007
«Amores sicilianos»
Vlady Kociancich
Seix Barral
A un planteamiento y un título como estos, les imaginábamos una base en la tradición de literatura romántica, probablemente un catálogo de formas del desencuentro. Quizá porque hay una mujer en el centro de la trama, y dos hombres: el marido descuidado y frío, y el amigo de toda la vida al que doblegar en pasión amorosa; quizá porque hay un viaje en pos de un escritor –Lampedusa-, una inesperada herencia, islas mediterráneas y volcanes de fondo paisajístico… Pero se reproducen los equívocos, como en una sala de espejos. Porque no podemos obviar que, además, están la muerte, la duda, la culpa, el asesinato por omisión, la traición, la infidelidad, la melancolía de los emigrantes, el sello de desgracia que arrastran los lugares -“el poder de los lugares” en palabras de Kafka. Y, al no ser lo que parece, “Amores sicilianos” se revela inesperadamente como un producto mucho más complejo, con su obsesiva acumulación de capas de sentido, de textos y subtextos; los personajes –Julia, Fenner, Cavani, Osorio- escriben, dejan huellas, actúan siempre como escritores, literalmente. Y, en todos los lugares comunes sobre los que parecía asentarse el libro, hay brechas, profundos intervalos, resquicios abiertos por los que se escurre cualquier posibilidad de certeza, dejando al descubierto la desasosegante trama de conceptos y miradas. El caparazón romántico que lo envolvía todo no es más que una engañifa, un pretexto para escarbar en negruras del alma que poco tienen que ver con el amor.