La historia del rock es la de un rosario de transgresiones pero, una vez que transgredimos, sólo queda el lugar común. En cambio, abre la puerta a la repetición resignada o a la consciente actualización. Para hacer un disco de versiones, se debe tener esto muy en cuenta o arriesgarse al kitsch más desagradable. Afortunadamente, en “Grandes éxitos de otros” hay una gran dosis de autoconciencia, la más dulce ironía y el humor necesario para que degustemos estas canciones como lo que son: recreaciones sin culpa. Como una buena película muda, cuyo lenguaje ya ha sido superado, sorprenden si nos dejamos sorprender. “El silencio” levantará más de una ampolla, “Electricistas” suena como si se versionara a La Mode (qué gusto ese arañazo cálido en la voz). En general, traen remembranzas de melodías a cuyas ingenuas y escabrosas letras hay que volver a prestar atención: eso es lo grande de estas versiones. En sus voces, “Perdido en mi habitación” o “Como yo te amo” toman un nuevo sentido.
//Reseña publicada en Go Mag (junio 2007) //