Publicada en Go Magazine (junio 2007).
“Para no olvidar”
Clarice Lispector
Siruela
“Para no olvidar” pertenece a ese género que puede llamarse “libros de escritor”: escritos para sí mismos, sin tenernos en cuenta, quizá ni siquiera se escribieron como tal: compuestos de heterogéneas materias, pueden entrar en la categoría de “libro de editor”. Se llamaba originalmente “Fondo de cajón” –mucho menos sonoro, menos comercial-, y es fácil imaginarse las gavetas de Lispector empachadas de papeles garabateados, de todos los gramajes y tamaños. Sin embargo, ella no nos va a dejar rebuscar en el cajón a nuestro antojo; sólo después de la poda, la censura y la corrección llegarán a nuestras manos unos textos informales sólo en apariencia, sugerentes más que explícitos, testigos de su genuina manía de escribir. Apuntes, recortes, notas, micropoesías, prosas que no caben en ninguna clasificación: lo inacabado y lo impreciso de sus límites deja ver a menudo la tramoya –fina o gruesa, dependiendo del nivel de elaboración- de lo que es conocido como obra “oficial” de Lispector. “Los espejos” o “Perfil de los seres elegidos” son ejemplos de su pasión por la prosa viva, palpitante, que o bien enamora o da asco. “Malestar de un ángel” revela su viso humorístico. Hay “Literatura y justicia” o “Un escalón más arriba”, reflexiones en el interior de su trabajo. Pero todo este libro no valdría un coatí sin los dos textos (en posición central, qué cucos) dedicados a sendos viajes a Brasilia, crónicas de espesura lírica que producen un nuevo complejo: la vergüenza del turista.