Hache, la órbita de lo invisible
31.03.2014

Elva

por Pablo Navarro

Elva, la mujer del futuro.

Elva, te cautivará.

Elva, luchará por ti.

¡Elva!

Mi hermana y yo inventamos esta canción para nuestra tía abuela Elvira. Desde entonces siempre la llamábamos Elva.

Las superheroínas también mueren. Hay supervillanos que resisten tanto que acaban con sus fuerzas. Aunque tengan muchas. Aunque tengan apoyo. Ellos son capaces de luchar hasta el final. De acabar con ellas.

Elva era el nombre de mi superheroína favorita. Su poder me hacía reír, me cuidaba cuando estaba malo, escuchaba mis tonterías y, como era el mayor de sus sobrinos-nietos, me compraba todas las chorradas que encontraba para mí cuando apenas superaba el palmo del suelo.

Todos sabíamos que en los últimos meses habían cambiado las tornas. Ahora nosotros teníamos que cuidarla a ella. Sacarle una sonrisa como fuera. Hacerla sentir bien contra viento y marea. Recordarle que las superheroínas tienen que luchar siempre, aunque algunas veces necesiten ayudantes para ganar a los malos. No todos los ayudantes que deberían haber estado allí lo hicieron. A lo mejor tampoco tenía sentido. No lo sé. Ahora ya no importa.

La muerte de una superheroína te hace sentir vulnerable. Estás perdido. Parte del escudo que te protegía parece desvanecerse. Entonces peleas con tu mente para que no borre ni un solo recuerdo. Después piensas que son demasiado importantes, que no pueden desaparecer. Están ahí y forman parte de ti. Te atraviesan y te constituyen.

No puedo evitar recordar cómo me llevaba a caballito, me daba café a escondidas, me partía trocitos de regaliz o me llevaba a los 20 dugos(1). Es difícil pensar que nunca más la acompañarás a coger un taxi, te preguntará qué tal en Barcelona o qué es eso a lo que quieres dedicarte. Mientras escribo, me prometo no olvidar el sonido de su risa.

Elva era mi superheroína favorita. No llevaba capa. No la necesitaba. Su súper-tupé conseguido a base de rulos y laca Nelly le daba fuerza. Hoy más que nunca me alegro de haber sido uno de los ayudantes. Del tiempo que hemos compartido últimamente. De haberle sacado más de una sonrisa. De que hayamos podido conocernos y estar ahí. De cuidarnos.

Ahora estará volando (con el miedo que le daba).

Buen viaje, mujer del futuro.

(1) Cuando tienes frenillo, las palabras con R son otro rollo.

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comentarios

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Lucas dice:

Muchos ánimos, cabezón. :-***

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