Los días únicos no existen. Son un mito creado por los medios. Un intento de lavar conciencias. Una oportunidad de que alguien se ponga una medalla.
Todos son iguales. Tras semanas de trabajo y esfuerzo por el departamento de comunicación de turno, se leen manifiestos, se tiran globos al aire, tres afectados cuentan su caso y cinco políticos se comprometen a que todo irá mejor.
Como si fuera un pase de disfraces de carnaval, desfilan por la pequeña pantalla muchas historias. Historias que al terminar el día se quedarán en el archivo de la cadena. Relatos que parecen encenderse y apagarse en unas horas. Como si no existiesen más allá. Como si fueran producto de los días únicos. A las doce de la noche todo parece desvanecerse. Pero no es así.
En casa de Lucía, su madre tiene que seguir vendándola cada mañana antes de trabajar. Luis tiene que ir al logopeda tres veces a la semana. Manu acude a terapia cada quince días. Martina sigue teniendo dificultades para salir de casa. Pepe a duras penas puede desplazarse por una ciudad que no está adaptada para su silla. Inés aprende braille a pasos forzados para poder seguir estudiando y no perder muchos cursos. Ana se acuesta cada noche sabiendo que su hija puede ahogarse en cualquier momento. Julián ha dejado de trabajar para poder cuidar a un niño cuya esperanza de vida nadie sabe decirle. Luisa ha terminado sus estudios pero nadie quiere darle trabajo por su aspecto. Inma y Fernando siguen denunciando que su hijo necesita más atención especializada y no tienen dinero para pagarla y la Administración no se la facilita. Marc no sabe que su hija será la única persona de toda España en tener una enfermedad que no tiene tratamiento… Tras los días únicos, la vida sigue en las comunidades.
De nada sirve que un solo día al año se dé voz a historias para luego dejarlas en el olvido. No hay días únicos, porque todos los días lo son. Cada paso dado se constituye una hazaña. Hay que asumir el compromiso. Entender que hay realidades que nos afectan a todas. Comprender que ya estamos inmersos en ellas, que no hay que dar el paso porque ya estamos dentro. Dejarnos afectar y que nos atraviesen.
El 29 de Febrero es el Día Mundial de las Enfermedades Raras: “Un día único para millones de personas únicas”. Millones de personas cuyo relato sigue pasando más allá de ese día especial. Luchando para que se les oiga, para que se les reconozca.
Cada vez hay más días únicos. Cada vez tienen menos sentido.
No creo en los días únicos.