Rara es la semana en la que no hay un homenaje a alguna personalidad conocida. Raro el dÃa que Google no cambia su página de portada para dedicarla a una escritora, un premio nobel, una cantante de ópera o un cientÃfico. Es raro que no nos ayuden a acordarnos de ellos. Es cierto que sus historias sirven de inspiración, que sus descubrimientos han supuesto un adelanto importante para la sociedad. SÃ, no digo que no. Pero, ¿qué pasa con el resto?
Te preguntas qué hacer para poner en valor a alguien. Para visibilizar todo lo que hace o hizo. Es cierto que posiblemente su historia no haya supuesto algo increÃble para el resto. Es posible que haya pasado absolutamente desapercibida. No tendrá portadas en ningún buscador ni será recordada todos los años en las noticias. Casi seguro que ningún polÃtico irá a su funeral y no habrá colas interminables para despedirla. Da igual. Su historia es importante.
En un mundo cada vez más macro, no dejamos de vivir en comunidad. Algunas veces son más fuertes y otras menos. Nos sentimos dentro o fuera. O en los márgenes. Sea como sea, las comunidades nos constituyen. Vivimos lo cotidiano en ellas. Las pequeñas cosas del dÃa a dÃa nos empujan a seguir. Son las importantes. Más allá de las celebridades, las personas que nos rodean y su hacer diario marcan la diferencia. El camino.
¿Por qué los homenajes macro se desarrollan en lo micro y no al revés? ¿No os asombra que en un Centro escolar se creen espacios para hablar de gente lejana y no para comentar las hazañas de los microbios que rodean a toda la comunidad educativa? ¿No os gustarÃa poder celebrar microhomenajes? (1)
Hablar de cómo te cuidaba la vecina, de que tu abuelo te recogÃa todos los dÃas del Colegio, de lo bien que dibujaba tu amigo, de cómo llamabas Gafas a uno de tus cruces, de la comida que hacÃa tu padre los domingos, de las charlas interminables con tu hermana, de la bufanda que tu sobrina tejió a mano, de la receta que tu amiga repetÃa cada vez que ibas a su casa, de la sonrisa de la vecina todas las mañanas, de los brownies caseros que no podÃas parar de comer, de la nota de voz por Whatsapp que te animaba cuando murió tu abuelo…
Esto es una llamada a los microhomenajes. A (re)llenar las calles con historias de microbios. A recordarlos. A tejer una memoria colectiva viva de momentos pasados, de acciones que marcan y atraviesan.
Esto es una llamada a las comunidades. A que no olviden. A que no entierren.
En un mundo de microhomenajes, rara deberÃa ser la semana en la que no hubiera un homenaje a una persona desconocida. A un microbio perdido de cualquier comunidad. A alguien realmente importante cada dÃa. No solo uno.
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(1) Micro por el nivel en el que se desarrollarÃan. No porque sean minúsculos.
D.S.