La Colina de Peralías
01.02.2016

Donde la música destaca y la pedagogía brilla por su ausencia «Lapsus, desconcierto acústico»

por Dolores Álvarez

lapsus                                                                               (Imagen cedida por la compañía)

Ayer tarde asistí con mis nietos a la representación de «Lapsus, desconcierto acústico» de la compañía Lapso Producciones y cuyo vídeo de presentación de la obra es el siguiente  y este otro https://youtu.be/KlMHt53PIKk.

Son conocidos desde hace tiempo los efectos relajantes de la música y los beneficios que en la educación de los niños y las niñas aporta en edades tempranas. Si lo vemos desde el punto de vista de la Neurociencia se amplía esta visión  ya que lo que sí se ha demostrado son los beneficios cognitivos de escuchar y tocar un instrumento. Estudios recientes han demostrado que tocar un instrumento, no solo escucharlo, beneficia la comprensión del lenguaje y promueve la mejora de habilidades generales como la atención,, la percepción, la memoria de trabajo y el control motor de la propia conducta (Mora Teruel, 2015)

Desde el punto de vista musical está muy bien la obra porque los tres actores, más bien dos, hacen la música en directo, a veces en situaciones difíciles, pero mostrando al público unas sensaciones beneficiosas hacia lo que comentábamos antes de tocar uno o varios instrumentos.

Esta obra ha estado dentro de la programación de «Teatro y escuela», es decir, dirigida a un público infantil, y me atrevo a hacer algunas apreciaciones desde el punto de vista educativo que no se han cuidado y que se transmiten al público, por acción u omisión, mostrando de forma manifiesta comportamientos no respetuosos y rechazados hoy por principios pedagógicos evidentes que marchan hacia el encuentro de valores donde la solidaridad, el respeto a las diferencias, la justicia… hagan una ciudadanía más íntegra.

Se presenta a dos actores altos, guapos, bien peinados… que lo hacen todo bien y que forman un equipo (Entre otras cosas, tocan instrumentos), el tercer actor va caracterizado de feo, con gafas, sombrero, con pijama, zapatillas y chaqueta, a este todo le sale mal, incluso esperar el autobús.

Durante toda la obra los dos «guapos» se van riendo del «feo», llegando a presentar situaciones continuas de rechazo, incluso en varias ocasiones se le dan unas bofetadas.

Al final, el «feo» se queda dormido en la parada de ese autobús que nunca llega y lo despiertan, limpian la parada y lo echan, poniendo el cartel de «Fuera de Servicio».

Todo esto está hecho en clave de humor, provocando la continua risa del público asistente, en la mayoría niños y niñas.

Creo que se deja entrever el acoso de dos a uno y además se utiliza el ataque físico como rechazo. La propia imagen de presentación de la obra nos hace ver que ese tercero no puede entrar a jugar.

Todo no vale, aunque sea un teatro gracioso, hay que ver qué valores queremos transmitir a los espectadores y espectadoras. No veo preciso por muy humorístico que sea que se rechace a una persona, incluso que se le agreda físicamente. Esto es lo que estamos viviendo en los colegios como situaciones de rechazo hacia el que es diferente o no tiene todas las ventajas de los demás o de la mayoría. El acoso escolar empieza con estas pequeñas muestras de rechazo humorístico hacia uno de los compañeros o compañeras, simplemente porque es diferente y en algunos casos ya ha llegado a graves consecuencias.

El teatro no debe transmitir comportamientos no respetuosos, aunque sean en clave humorística y el público se ría. El teatro que está catalogado para un público infantil debe ser revisado por un pedagogo y ver qué se está enseñando en esa obra ya que los pequeños detalles pueden llevar a graves consecuencias. No podemos olvidar que los niños y las niñas aprenden de todo lo que les rodea e imitan lo que ven. Seamos conscientes de ello a la hora de programar un teatro para el público infantil porque estamos educando y transmitiendo valores a los nuevos ciudadanos y ciudadanas.

Espero que esta pequeña y humilde aportación sirva para seguir engrandeciendo el mundo de la cultura y del teatro en particular, llevando a formar ciudadanos y espectadores críticos.

 

 

 

 

10

comentarios

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Ana Garnacho dice:

Espero que mi humilde aportación a su humilde y pequeña crítica también sirva de algo. Le leo..y en serio que no me lo creo, se acaba de cargar de un plumazo uno de los pilares del género clown, de cómo siempre hay un payaso que le sale tooodo (listo) y otro al que no le sale nada (menos listo)..! Yo me crié viendo los payasos de la tele y anda que no se daban patadas en el culo y mire que ahí había tres “menos listo” y prometo que no voy por ahí dando patadas a la gente. Utilizar la palabra ACOSO para describir lo que usted vio ayer en el Teatro Alameda me parece totalmente irresponsable. Le puede gustar o no, e incluso no haber entendido nada de lo que vio, pongo la mano en el fuego que ha sido esto último, (y seguro que tendrá mas oportunidades, ojala!!!) pero decir que no todo vale y que hay que ver los valores que queremos transmitir…??? En el teatro se debe transmitir TODO y el que está delante ya sea niño, adulto tiene que aprenden de todo eso que ve e incluso lo “desagradable”… aunque insisto que lo que pasó ayer en el Teatro Alameda fue todo menos desagradable.
Por cierto, el video promocional de Lapsus, desconcierto acústico es este https://www.youtube.com/watch?v=e3GOdN8skOQ

Señora, Ana Garnacho, parece que está de acuerdo en que «Todo vale», lo siento, yo creo que otra Educación es posible y lucho por elllo cada día, lo puede ver siguiéndome en las redes o a través de este mismo blog. Gracias por su comentario y por darme a conocer el vídeo promocional.

Saray dice:

Leo el post y no puedo creerme que la obra de la que se esté hablando sea Lapsus, de Lapso Producciones (http://lapsoproducciones.com/project/lapsus-desconcierto-acustico/). Una comedia onírica, creada para todos los públicos y que personas de amplia trayectoria profesional han valorado positivamente para que sea mostrada en el cicloe El Teatro y la Escuela.
Obviamente, creo en la libertad de opinión, al igual que en la libertad creativa de una compañía de teatro,compuesta por artistas que se dedican a ello, y que no creo que deban consultar a ningún pedagogo. Porque ellos crean libremente para todos los públicos, y expertos en teatro valoran la obra para mostrarla a público infantil.

Pasando al enfoque que se da a esta crítica, he de decir que el planteamiento comienza de un modo totalmente erróneo. No hay dos personales altos y guapos a los que todo le sale bien y uno feo al que acosan…NO. El protagonista es un señor cualquiera, y en este caso el actor que lo representa tiene la cara que tiene. Va bien peinado y lleva sombrero y gafas. Parece que va a trabajar pero pierde el autobús varias veces, seis en concreto. Toda la obra es un sueño de este señor, y el juicio de valor sobre feos y guapos lo hace usted según su apreciación, ya que la belleza es totalmente subjetiva.
Ese acoso que usted llama no es tal. Es un sueño, es surrealismo. A este señor le pasan cosas extrañas. Sabe tocar instrumentos y lo hace, igual de bien que los otros personajes. No hay nada antipedagógico en la obra. Igual usted tampoco ve nada pedagógico, pero la obra no fue creada con tal fin. Repito. Es una comisión de expertos la que la valora y laincluye en ciclos escolares.
Es una pena que se utilice una obra de teatro de género clown, sin ningún tipo de pretensiones críticas, con un humor blanco apto para todos los públicos, para criticar una realidad que está muy lejos de ellos y del teatro que hacen. Sinceramente, se podría hablar de este problema en general, pero precisamente, en Lapsus no hay nada antipedagógico y si usted love en las bofetadas, es que no ha entendido la obra, no ha entendido que es un sueño, que no es la realidad. Y si aun asi quiere hacer énfasis en eso, se podría utilizar para explicar a sus alumnos que las cosas es mejor arreglarlas desde el diálogo, cosa que precisamente no hay en la obra porque se trata de humor gestual.
Además de todo esto, los escolares han podido disfrutar de un amplio dossier didáctico con el que han trabajado conceptos antes y después de ver la obra. Aparte de esta comisión de expertos que ha valorado Lapsus para el teatro Alameda, todos los colegios que han asistido durante la pasada semana, alrededor de unos 1.200 alumnos, han disfrutado dela obra porque los colegios lo han decidido libremente, con toda la información en la mano.
Me alegra enormemente por que luche por un cambio en el paradigma educativo. Es lo que necesitamos. Pero Lapsus no es el ejemplo.

Diana dice:

Buscando en la red,dónde vuelven a representar la obra Lapsus, y me encuentro este pequeño artículo.
Sinceramente, bajo mi punto de vista, igual de humilde que el suyo, no se parece nada a lo que pude disfrutar la semana pasada.
El viernes pasado tuvimos el placer de asistir con la escuela de mi hijo de cuatro años al teatro Alameda a ver Lapsus; y si digo placer porque hay poca representaciones que sean para todos los públicos (cosa bastante difícil) y no se aburrida para niños padres o ambos. Con amplitud de público ya se acotan bastante los contenidos.
Puestos así, cualquier situación cotidiana (que es donde aprendemos todos no sólo los niños) encuentras acosos y contravalores si es lo que buscas.
Sinceramente, ningún tipo de discriminación por clases porque los dos «altos guapos» eran obreros, eso sí, muy bien peinados (entre otras cosas para jugar con el parecido físico). No sé de dónde saca usted que el tercero iba despeinado o que es más feo por usar gafas y sombrero. Me ofende como miope q soy.
Y si seguimos en el punto de vista contrario, yo veo que dos obreros «comparten» (valor muy importante q se enseña a los niños desde muy pequeños)su instrumento musical con el feo, como usted lo denomina.no veo el acoso por ningún sitio.
Pero parece que no ha entendido usted la obra, pues no se queda dormido al final. Toda la obra es un sueño y el final es la realidad.
Y no, no veo el rechazo o acoso una persona.
Por último me gustaría centrarme en el público infantil quisiera que se diera una vuelta por el cole de mi hijo y ojeara los dibujos de l@s alumn@s y escuchara a ést@s lo que cuentan acerca de la obra. Ningun@, y recalco NINGUN@ de l@s alumn@s ha visto lo que usted.
Todos recibieron un mensaje muy distinto, entre ellos la música y lo alucinante que puede llegar a ser.
Es cierto que hay que cuidar lo que ven nuestros hijos e ir un poco más allá en los contenidos que se presentan y el modo, pero éste no es el ejemplo de lo que esté quiere mostrar.
No todos los patitos feos llegar a las hermosos cisnes y no por ello son inferiores (los valores que podría haber son arrogancia, venganza e incluso que en el fondo se da la razón aquello que hay que mirarlo por ser feo pues al final la belleza es lo que importa).
Con este comentario sólo espero mostrar otro punto de vista muy contrario de una misma obra. Y eso sólo nos enseña mirar con otros ojos la misma situación. Es decir,enseñemos a los peques a tener una mirada crítica y no mostrarle un mundo censurado y descafeinado muy lejos del real.

Señora Saray, gracias por el comentario, aunque evidentemente no estemos de acuerdo en que la obra «Lapsus, desconcierto acústico» se haya puesto a un público infantil. Desconozco esa guía didáctica, quizás se debía haber repartido en las sesiones que se hicieron con las familias y de ello se podría haber beneficiado mi nieta. Un saludo.

Señora, Diana, gracias por el comentario. Me alegro que la clase de su hijo disfrutara, al igual que lo hizo mi nieta. No trata de descafeinar la realidad que nos rodea solo quiero que se proyecten valores donde no haya que dar una bofetada a otra persona, los gestos de paz son necesarios, no los contrarios. Perdone si la ofendí por lo de las gafas, nada más lejos de mi intención, máxime cuando yo las llevo desde los 14 años. Un saludo.

Angie Paz dice:

Tras leer todo esto he de añadir, aunque no se muy bien cómo, que me siento totalmente ofendida por esta crítica en lo que a mi respecta… resulta que soy la costurera y estilista de esta compañia en precisamente esta obra de la que usted no disfruto; resulta que los personajes creados jamás tuvieron la intención de infravalorar a ninguno sobre otro… ciertamente el actor que usted afea es tal cual lo ve, no ha usado maquillaje para deformar, ni acentuar ninguna de sus facciones, no hemos usado cejas postizas, ni lo hemos despeinado o cardado, su pelo es así de rizado y se lo recojimos por comodidad principalmente. En cuanto a los dos personajes parecidos, se juega a hacer creer al espectador en un principio que se trata de un mismo hombre, de ahi el peinado tan «engominado» o asegurado, resulta que cuando diseñamos los personajes uno de los hermanos tenia el pelo largo y el otro más corto y a capas… fue la mejor resolución para igualar el parecido y por lo que he leido hay personas que hasta lo han entendido así.
Jamás vestí al personaje principal de mala forma…. ciertamente está vestido con pantalón de pijama y con babuchas porque aún continua dormido, y su traje de señor «normal» se compone de chaqueta, chalequillo y camisa, adornado con un pañuelo en la solapa y con sombrero, totalmente clásico y «normal».
Sólo me queda añadir que los dos jóvenes trabajadores de mantenimiento lucen unas gabardinas en principio, desvirtuando el uniforme que utilizan al final ya que están en un sueño, haciendo posible los trucos de clown de los que han hecho uso, mejorando la movilidad y aportando un toque elegante a lo que es un triste mono de «currela».
Con todo esto humildemente le quiero hacer llegar que con su visión de la obra y supongo que su percepción de la vida y la pedagogía…. ha llegado a dar a entender a sus lectores que en algún momento del diseño de los personajes, o bien he sido descuidada y mala profesional, o bien he querido usar el tópico de guapos contra feos, jóvenes contra viejos, o algo similiar; sinceramente me daña esa visión que usted ha mostrado de ésta obra y sus personajes. Una visión totalmente alejada de la realidad.

Señora Angie Paz, siento mucho que se haya ofendido con mi crítica, mil perdones. En ningún momento pretendía todo lo que usted narra, dese cuenta que lo critico desde el punto de vista educativo, esa es mi profesión y por la buena educación es lo que trato de que estas situaciones grotescas en los que se ven los personajes se evite la violencia, esa es mi intención, no mire más allá. Un saludo.

Saray dice:

Señora Dolores. No mire usted más allá de lo que un espectáculo de payasos es y pretende. Divertir. Predique con el ejemplo. Pues todo su artículo es un mirar más allá y juzgar enyed no hay. Tenga usted la profesión que tenga.

Señora Saray, gracias por su nuevo comentario. ¿Pretende decirme que el niño o la niña no aprende cuando va a un espectáculo de teatro? Lo siento, el niño y la niña aprende de todo lo que le rodea, si es divertido y con juego, mejor. Somos modelos para ellos y ellas, por eso me decidí a escribir esta crítica. La educación se da en cualquier momento y en cualquier lugar, por eso debemos cuidar lo que proyectamos y representamos dentro de estas personas en formación. Un saludo.

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