Hablar de cultura y participación no es ninguna novedad, aunque esta sea la forma que tienen de venderlo gran parte de las instituciones públicas. No es novedad, porque la cultura es sociedad y la sociedad es participación, y por lo tanto, cultura en sí misma.
Cultura y participación. ¿Un matrimonio reciente?
Hablar de cultura y participación no es ninguna novedad, aunque esta sea la forma que tienen de venderlo gran parte de las instituciones públicas. No es novedad, porque la cultura es sociedad y la sociedad es participación, y por lo tanto, cultura en sí misma. Sin embargo, las apreciaciones cambian cuando hablamos del desarrollo de políticas culturales, de un conjunto de intervenciones del Estado en colaboración con la ciudadanía, algo que surge entre finales de los 70 y principios de los 80 en EEUU y en otros países de la UE, pero que llega con retraso a España debido al contexto político y social, donde se hace política pública una vez recuperado el pulso político, social y económico del país. “La no-política es una forma de hacer política”, señaló Alfons Martorell, director de la Cátedra UNESCO de Políticas Culturales y Cooperación,en su intervención en el I Encuentro de Cultura y Participación de Asturias.
Análisis políticas culturales: clásico vs moderno
Si hay guerra y no convergencia, será porque vamos en una dirección equivocada. Las políticas culturales, tradicionalmente se ha refugiado en el modelo clásico, provocando que la incorporación de novedades se ralenticen. Sin embargo, en la cultura, a diferencia de la tecnología y la ciencia, se da una superposición de capas que hace posible que los agentes culturales además de interpretar la realidad, canalizar la participación y crear opiniones que puedan llegar a configurar las políticas culturales incorporen nuevas visiones. Ahora, hay que tener en cuenta cuatro factores en el momento de configurar las políticas culturas,:la figura del consumidor de cultura, quien es público y practicante, ya que la práctica cultural es una forma de participaciónla actividad amateur es una sociedad es mayor que la que está en los circuitos habitualeslo individual como elemento fundamental, ya que cuando un individuo se organiza es más fácil la interlocucióninternet: canal, lenguaje y herramienta. Se hace y deshace con gran rapidez, sin necesidad de “organización clásica”, ya que la sociedad de la información altera este modelo clásico de participación-
Cultura como producto. Y viceversa
Hablar de la industria cultural y por ello, de la cultura como producto, no es fin. La cultura es comunicación y como tal, llega de formas muy diversas a diferentes niveles. Se consume de formas diferentes según el acceso que se tenga a ella. Al respecto Germán Rey, profesor y experto en Cultura y Comunicación, señala cuatro igualdades: acceso, relacionada con los condicionantes circunstanciales del individuo (tiempo, distancia, dinero, temor…)insumos, uniformar el consumo a través de los estándares de calidadincorporar acciones para igualar las diferencias entre los diversos usuarioscapacidades
Entonces, ¿qué hacemos cuándo subvencionamos ciclos de música clásica y el teatro está vacío? ¿Qué es lo que hacemos mal? ¿Qué tenemos que tener en cuenta? ¿Tenemos que bajar la calidad y la excelencia? Nuestra CCAA es tierra de creadores, pero no podemos darle salida porque no hay público suficiente, ¿qué podemos hacer?, se preguntan los gestores.
La cultura también es mercado, también es oferta y demanda, pero también tiene que cumplir unos mínimos que represente a la ciudadanía, al público potencial. El fallo de muchos gestores es pensar que la forma de llegar al público es bajar la calidad y la excelencia….FALLO DEL SISTEMA… el producto cultural lleva intrínseco estas características por lo que no se puede concebir el “bajar el nivel”, sino que habrá que crear públicos a través de trabajos educativos y formativos (asegurar la memoria colectiva es facilitar el acceso a la oferta formativa) y habrá que realizar una oferta compensatoria basada en dos contratendencias: al mercado (subvencionar lo poco rentable) y estructural territorial (inducir práctica cultural donde no llega: gestión en ámbito rural, por ejemplo).
Si tu CCAA presenta una amplia oferta de creadores la solución la da el mercado, creando políticas de exportación del producto cultural, ya que tienes más oferta que demanda (muchos gobiernos regionales ponen de ejemplo a Andalucía). En España este tipo de políticas es algo que no están bien cimentadas, a pesar de que en la Constitución se dice que el Estado garantizará la circulación de la cultura entre CCAA, por ejemplo.
ii parte. Tres ejemplos de gestión: Centro de la Cultura de Vergadeo, MUSAC y La Casa Encendida
Gracias por el post jessi!! Esperamos la II parte !!
besotes